"Haciendo gala de una excelente memoria muscular, los residentes trastabillaron hasta el baúl, sacaron dos escobitas negras y procedieron, sin abrir los ojos una sola vez, a barrer hasta la última gota de luz solar a través de una ínfima ranura en el picaporte. Cuando solo quedó el calor del té tibio (que es notablemente distinto al calor producido por la luz solar),...